Después de haber amado la desintegración de vías que nos unen,
la quietud llega a los puntos cardinales.
Pasar del imprevisto sobre esa fuerza, a la simple contemplación de un río.
Cuál es esta grandísima oportunidad de renunciar a una condena común
no se mal interprete una raíz que crece en la oscuridad,
humedeciéndose por debajo del cuerpo y al exterior.
Una puede seguir eligiendo sus obsesiones.
Conozco mi corazón y sé que busca el equilibrio en cada sobresalto.
Que se me brinde otro velo y su ganancia
capaz de apaciguar el crimen que es vivir fuera de una misma,
en sumisión por los objetos que antes de ser luz
son una invitación a despedirse.